Tres «padres» y ningún dilema

El gobierno británico ha autorizado un tratamiento de reproducción in vitro que evitaría la transmisión de enfermedades mitocondriales en seres humanos. Estas patologías son poco frecuentes, uno de cada 6500 nacimientos, pero graves o muy graves, y la técnica genética que le permitiría a un bebé nacer sano es particularmente curiosa ya que utiliza el material genético de tres ‘padres’ o, mejor dicho, dos madres y un padre. ¿Algo que objetar?

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Este artículo fue publicado previamente en el periódico digital 50×7.com

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El gobierno británico autorizó hace unos días un tratamiento de reproducción in vitro que evitaría la transmisión de enfermedades mitocondriales en seres humanos. Estas patologías son poco frecuentes, suceden en uno de cada 6.500 nacimientos, pero son graves o muy graves, y la técnica genética que le permitiría a un bebé nacer sano es particularmente curiosa, ya que utiliza el material genético de tres ‘padres’ o, mejor dicho, dos madres y un padre. ¿Algo que objetar?

Empezando por el principio, en realidad estamos hablando de una historia que tiene su origen hace unos dos mil millones de años cuando una célula eucariota se ‘zampó’ una bacteria que vivía libremente. A partir de aquí empezó una relación de beneficio mutuo en la que esta bacteria pasó a ser un orgánulo más de la célula eucariota y se convirtió en la mitocondria, que proporciona energía a cambio de un ambiente estable y de nutrientes.

A lo largo de la evolución las mitocondrias han mantenido su ADN, que, a día de hoy significa solo el 0.2% de material genético de nuestras células, unos 37 genes. Aunque puede no parecer demasiado (el genoma nuclear tiene unos 22000 genes) estos orgánulos son los suministradores de energía y su mal funcionamiento produce trastornos en los tejidos que más la necesitan: corazón, cerebro y músculos.

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Como estos orgánulos se heredan solo por vía materna, para evitar este tipo de enfermedades se tienen que sustituir las mitocondrias defectuosas del óvulo de la madre por otras de una donante. Existen un par de maneras de hacerlo pero el resultado final es el mismo, que el bebé tiene genes de tres orígenes distintos: su 99.8% es del padre y la madre, y el resto de la donante de mitocondrias.

Hasta ahora la ley contemplaba que solo aquellos óvulos y espermatozoides que no hayan sido alterados de ninguna manera puedan ser utilizados para los tratamientos de reproducción asistida, por lo que esta nueva terapia no está exenta de polémica. Como casi siempre, las voces que se hacen oír en contra ondean la bandera de lo moralmente correcto, pero a día de hoy no existe fármaco alguno, ni agua bendita, que cure las enfermedades mitocondriales. Ante el optimismo de médicos, científicos y pacientes y el amplio respaldo público que ha recibido la propuesta, no deja de ser bochornoso oír quien en aras de una supuesta moral religiosa no sabe distinguir cuándo existe un dilema ético de cuándo no.