Descubierta una nueva forma de herencia alejada del ADN

Una investigación inesperada demuestra, por primera vez en animales, un mecanismo de herencia que no depende de ningún ácido nucleico, sino de proteínas amiloides —como los priones o las que se acumulan en el alzhéimer—. El descubrimiento podría, según los autores, explicar parte de la ´heredabilidad perdida´.

Este artículo es una colaboración con el diario El País, donde fue publicado originalmente.

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No pocos de los mayores descubrimientos han partido de la casualidad, aunque en general la serendipia es para quien se la trabaja. Matthew Eroglu y su grupo de investigación, en la Universidad de Toronto, estaban empezando a estudiar el papel de un par de genes en relación con el cáncer cuando algo extraño sucedió que hizo girar todo el objetivo. Los gusanos que utilizaban, normalmente hermafroditas y que se reproducen sin dificultad, empezaron a ser más femeninos a cada generación hasta terminar siendo estériles por sí mismos. La sorpresa ante algo que nunca antes habían visto hizo que todo su esfuerzo pasara entonces “a investigar qué estaba causando este efecto heredado”, explica Eroglu.

El trabajo de los siguientes años les llevó de la sorpresa inicial a otras más grandes a continuación. El efecto se debía a algo que se heredaba y acumulaba en la descendencia pero que no tenía que ver con ningún ácido nucleico (ADN o ARN) ni con nada que afectara a estos reyes de la herencia, lo que rompe con lo conocido hasta ahora en animales. Ese algo, y esta fue la sorpresa final, eran proteínas con estructura de amiloide y propiedades priónicas, parecidas a las que se acumulan en las placas del alzhéimer, que podían pasar de generación en generación y multiplicarse con el tiempo vampirizando a sus vecinas.

Aunque el nuevo hallazgo no ha sido aún estudiado ni probado en humanos, según Eroglu “este es un mecanismo adicional que actúa por encima de los genes y que podría explicar parte de la heredabilidad perdida”, el hecho de que varios rasgos (como la altura o la inteligencia) y enfermedades (como la diabetes, alteraciones neurológicas o algunos tipos de cáncer, entre otras) se comporten de forma más hereditaria de lo que los genes hasta ahora han podido explicar. Aún más contundente es Brent Derry, el responsable del grupo, para quien el descubrimiento “cambia lo que pensamos sobre el campo por completo”.

El camino de la investigación: un tour de force

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(Seguir leyendo el resto del artículo aquí, en El País)

 

 

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