Telómeros y ratones: ¿acaso podemos rejuvenecer?

A finales de noviembre, unos investigadores bostonianos publicaron en Nature los resultados de un estudio en el que habían conseguido revertir el envejecimiento de los tejidos en ratones modificados genéticamente.

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Este artículo fue publicado originalmente en catalán en el blog de divulgación científica Laetoli, en el diario Ara.

Experimentos fascinantes hechos… con ratones

A finales de noviembre, unos investigadores bostonianos publicaron en Nature los resultados de un estudio en el que habían conseguido revertir el envejecimiento de los tejidos en ratones modificados genéticamente.  Hay que decir,  sin embargo, que los ratones eran una cepa modificada portadora de una mutación que aceleraba el envejecimiento y, por tanto, lo que hacía la nueva modificación era corregir el defecto previo y revertir el proceso de degeneración inducida.

A medida que nos hacemos viejos muchas de nuestras células dejan de dividirse. Cuando esto ocurre, no se produce el recambio necesario para mantener aquellos tejidos (como por ejemplo la piel) en los que, durante buena parte de la vida adulta del organismo, nuevas células habían sustituido las viejas, y los tejidos van perdiendo progresivamente sus funciones, de ahí el envejecimiento.

Hay varios factores-intrínsecos y extrínsecos-que intervienen en el envejecimiento del organismo; conocemos unos cuantos y otros los intuimos.  Los científicos sospechan que uno de los factores que contribuyen a que las células dejen de dividirse tiene que ver con el acortamiento de los telómeros. Pero, ¿qué son los telómeros?  Los telómeros son unos fragmentos de ADN en el extremo de los cromosomas formados por la repetición de un hexámero, una secuencia de seis letras de ADN (TTAGGG) que ha sido añadida al cromosoma por la enzima telomerasa .

Para que se hagan a la idea, la enzima telomerasa añade una especie de capuchón de ADN a los extremos de los cromosomas (que también están compuestos de ADN) para protegerlos del acortamiento que sufren cada vez que las células se dividen.  En las células del adulto, la enzima telomerasa no es activa y, por eso, después de muchas divisiones, los telómeros se van acortando hasta un punto en que se cree que las células dejan de dividirse.

En el otro extremo encontramos las células tumorales, en las que la actividad telomerasa es alta y contribuye a su inmortalización.  Estas células pueden dividirse de forma incontrolada sin sufrir por el acortamiento de los telómeros.

¿Quiere más pruebas del papel de los telómeros en el envejecimiento?  Hace unos años, Ronald DePinho (uno de los firmantes de este nuevo estudio) y colaboradores de la Harvard Medical School, en Boston, generaron una cepa de ratones modificados genéticamente en los que se había eliminado el gen de la telomerasa .  Los ratones morían a los 6 meses de edad (y no a los 2-3 años como lo hacen en condiciones normales).  En estos ratones, la falta de telomerasa provocaba una atrofia progresiva de los tejidos, una disminución del número de células madre-y, por tanto, de la capacidad de regeneración de los tejidos-y un fallo general de los órganos. En definitiva, la ausencia de telomerasa aceleraba el envejecimiento.

Lo que se ha presentado en el nuevo estudio es el proceso inverso.  Partiendo de ratones que no tenían telomerasa, los científicos se preguntaron qué pasaría con el proceso de envejecimiento acelerado si la volvían a activar: ¿ralentizaría?  ¿estabilizaría? ¿O bien, incluso, se podría revertir?  Para analizarlo, los científicos volvieron a añadir la telomerasa en el genoma de los ratones, pero lo hicieron de manera que únicamente era activa cuando se les administraba una droga.  Así pudieron obtener ratones en los que la telomerasa seguía siendo inactiva durante todo el desarrollo y, por tanto, sufrían un proceso de envejecimiento.  Al cabo de medio año, los investigadores activaron la telomerasa de los ratones y analizaron qué pasaba.

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El proceso de envejecimiento no sólo se detenía, sino que incluso daba marcha atrás: los ratones volvían a ser fértiles, órganos como el hígado recuperaban el tamaño normal y se generaban nuevas neuronas en el cerebro.  En declaraciones a Science, DePinho, director del estudio, afirma que «la capacidad de revertir el envejecimiento de los ratones mutantes nos indica que las células encargadas de la regeneración de los tejidos no mueren cuando el reloj de sus telómeros se detiene , sino que probablemente se mantienen en un estado inactivo hasta que pueden volver a la acción. «

Ahora, sin embargo, habrá que ver si este descubrimiento puede tener los mismos efectos en animales que sí tienen telomerasa, y en los que el proceso de envejecimiento sigue un curso normal.  ¿Podría la activación de la telomerasa ralentizar el envejecimiento en este caso?  El descubrimiento puede tener aplicaciones en la salud humana y en órganos como por ejemplo el hígado, en elque se cree que la telomerasa juega un papel importante en la regeneración del tejido después de lesiones producidas por una hepatitis o por el alcoholismo.

Sin embargo, habrá que tener en cuenta los efectos tumorigénicos de una activación elevada de la telomerasa.  En el caso de los ratones que nos ocupan, los niveles de telomerasa una vez tratados volvían a ser los normales, y los ratones no desarrollaron tumores.